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Los empresarios son gladiadores

Debemos dejar atrás una historia de grandes fracasos y pequeños éxitos.

31 mayo de 2019

Por Pedro Cascales Secretario de Industria de CAME

Parece una paradoja que, en general, las pymes argentinas tenemos historias de grandes fracasos y pequeños éxitos, mientras que en el exterior los mismos empresarios, profesionales o técnicos tienen habitualmente más éxitos y reconocimientos.

Todo parecería indicar que en nuestro país, desde hace más de setenta años, vivimos en una montaña rusa, con reglas de juego cambiantes y una economía atravesada por prolongados períodos más cercanos a la especulación financiera que a la producción.

Esto no es por el ADN argentino sino por nuestra historia de inflación, alta, muy alta o hiperinflación. Cabe recordar que el peso argentino desde 1880 hasta la fecha ha perdido 13 ceros. No es extraño entonces entender por qué -a diferencia de nuestros países vecinos- no confiamos en nuestra moneda.

Seguiremos apostando al país como siempre lo hicimos, apoyando y reclamando los cambios que necesitamos para dejar atrás una historia de grandes fracasos y pequeños éxitos.

Los setenta y ocho años de historia del BCRA (entre 1935 y 2013) revelan una inflación anual promedio (compuesto) del 53,8%. En sólo cinco años de esta historia Argentina pudo lograr una tasa de inflación de entre el 0% y el 2%, que valga la aclaración es la inflación de los países que crecen y les va bien.

Es evidente que el nudo gordiano a desatar para lograr la prosperidad de la economía es motorizar el consumo y a las pymes, radica en derrotar la inflación.

Sin embargo, no será posible lograrlo sin cambios estructurales y de fondo que trasciendan los gobiernos de turno. Sin acuerdo de todas las fuerzas políticas mayoritarias no se logrará. Sin compromiso de los empresarios grandes y pequeños, sumados a los sindicatos, esto no se logrará.

Los cambios de fondo están reflejados en los 10 puntos de consenso del gobierno al que desde CAME hemos adherido junto a otros actores, empresarios y políticos.

Asfixia financiera

Un punto que requiere urgente atención y desde CAME venimos alertando es la grave crisis financiera que viven las pymes a partir del inicio del 2018, con una disparada de las tasas de interés: hasta fines de 2017 se ubicaban en torno al 17% anual (mediante los créditos de inversión productiva), en cuestión de días saltaron al 30%, en mayo 2018 se ubicaron por arriba del 50% y desde entonces superaron ese valor y tocaron hasta 100%.

El stock de deuda pyme en el sistema financiero formal que era del orden de $530.000 millones a fines de 2018, se incrementará en más de $ 300.000 millones a fin de este año. El correlato son ganancias récord de los bancos y entidades financieras con retornos mayores al 30% sobre el Patrimonio Neto, valores elevadísimos a nivel internacional.

Esta asfixia financiera se suma a la alta presión impositiva. Desde CAME estimamos que por cada $100 que ingresan a una pyme, $46 en promedio van a impuestos (nacionales, provinciales y municipales). La pregunta es cuánto tiempo y cuántas pymes podrán sobrellevar semejante carga financiera e impositiva, sin tener que reducir personal, concursarse o cerrar.

Se van a requerir más temprano que tarde acciones de urgencia para un salvataje financiero e impositivo para las pymes, lo que supone una reforma financiera que sea perdurable en el tiempo.

Legislación laboral

Otra asignatura pendiente es la modernización de la legislación laboral. Esta debe contemplar a las nuevas tecnologías, permitiendo que los empleados puedan asumir nuevos roles y funciones que son cambiantes de la mano de las tecnologías disponibles de manera creciente y a costos que van bajando de manera vertiginosa.

Es necesaria la creación de un régimen simple y confiable, similar al que rige para la construcción, que brinde seguridad al trabajador y al empleador para el cobro de su indemnización. Pero que evite contingencias ocultas e imprevisibles que pueden costar, en caso de litigio, el futuro de una pymes.

Asimismo, es necesaria la implementación de un mecanismo que, mediante incentivos, ayude a la formalización del 30% de trabajadores que están fuera del sistema, con las implicancias negativas que significan para el trabajador y para la economía formal no poder competir con este tipo de negocios parcial o totalmente informales.

En síntesis, deponer mezquindades sectoriales e ideológicas para avanzar en una verdadera modernización del empleo.

Finalmente y seguramente más importante, es apostar a la educación y especialmente a la formación técnica para dar el salto en recursos humanos, apalancado en la incorporación de tecnología de punta que permita a nuestras pymes ser genuinamente competitivas.

Medidas audaces

Para ello deben darse incentivos impositivos que premien la inversión y una estabilidad jurídica y económica que permita que la producción sea más rentable que la especulación financiera.

En tiempos difíciles, se deben tomar medidas audaces. Se deben bajar algunos impuestos a las pymes para reactivar y fortalecer el mercado interno y darle solvencia para poder exportar.

Las pymes que representa CAME son las que soportan los desequilibrios de la macroeconomía. Diseminadas a lo largo y ancho del país, contribuyen a la economía real de las regiones argentinas.

Mientras tanto, las pymes seguiremos siendo gladiadores resilientes. No sólo somos capaces de sobreponernos a las adversidades que nos han tocado vivir, sino que vamos un paso más allá y utilizamos esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo nuestro potencial cada vez que podemos

Las pymes argentinas somos las creadoras de 70% del trabajo privado y auténticas generadores de riqueza e innovación. Sabemos por historia vivida que las tormentas se atraviesan. Tenemos una manera diferente y más optimista de ver el mundo, ya que somos conscientes de que después de la tormenta llega la calma.

Seguiremos apostando al país como siempre lo hicimos, apoyando y reclamando los cambios que necesitamos para dejar atrás una historia de grandes fracasos y pequeños éxitos.

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